martes, 30 de noviembre de 2010

ALEGRÍA

Hoy es un despertar diferente. Noto, con los ojos entrecerrados como el sol entra por mi ventana calentando mi alma hasta hacerla crepitar. Hormigas recorren mis entrañas por la ilusión de vivir. Mi cara dibuja una sonrisa furtiva y miedosa. Parece no estar acostumbrada a esos dispendios y me duelen las comisuras de los labios perfilados con la alegría que invade mi cuerpo. Empujo las sábanas con teatral saña y poso los pies en el gélido mármol que decora mi estancia. Inquieto y lleno de vida salto, río, clamo... Por un segundo mi mente queda anulada planteándose el porqué de esta situación. Hace dos días recordaba permanecer acurrucado en la esquina llorando por algo. Y, ¿ahora porqué soy feliz?. Oigo ruidos fuera, en el pasillo, sonidos de fiesta, de diversión, de abrazos. Grito apasionadamente para que entren con el cascabel de sus risas, con la proximidad de sus miradas... Parece que me han oído. Aullo, lloro y río, todo a la vez para ser escuchado, pero, ¿que está pasando?.
No, no hagan eso, si estoy bien, si quiero estar alegre. No, no me aten, no quiero más calmantes, no me gustan las paredes acolchadas, no más blanco, fundido en negro, me duermo...

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