miércoles, 27 de junio de 2012

CARICIA

Cuarenta años de mi vida solo, un ermitaño en medio de la ciudad, ni una sola caricia. Mi piel se ha vuelto insensible, mis poros no se excitan ante el contacto de la ropa, mis dedos inertes son incapaces de tocarme. No tolero el roce de nadie. Mi vello solo se eriza con tan solo pensarlo. Quizás la ayuda de alguien me hubiera servido pero mi cuerpo es inane cuando visualizo aquellos abusos de la infancia. Mi onanismo es mi placer y mi cárcel, la pornografía mi ventana al sexo, el viento de la calle mi única caricia. Me encierro en mi cárcel de marfil para evitar un estrechado de manos, un abrazo, un beso amistoso. Creen que soy raro pero nadie entiende mi repulsa. ¿Tengo que ir con un panegírico en mi frente?. Quien me quiera que no se acerque, quien me aprecie que no intente besarme, necesito el recogimiento de mi propia dermis. No acepto la esponja de la ducha, apenas mi mano. Cuarenta años sin contacto pero soy feliz. 

jueves, 21 de junio de 2012

EUFORIA

Bello, poderoso, esencial, omnipotente, magnífico salgo a la calle con paso seguro. La velocidad de mi alma genera un haz de luz en mi campo visual, un hormigueo constante recorre mis órganos, soy pura felicidad. Necesito ser feliz mientras la gente admira mi gallardía, mi mente está en otra dimensión, mi ropa sobrevuela el viento primaveral. Estoy eufórico, pleno de vida, repleto de placer. Sonriente giro mi cabeza hacia la derecha y localizo un sobre en mi mano. No sé porque lo llevo encima... Noto un sudor frío por mi espalda, sintomatología de que el miedo se ha apoderado de mi cuerpo. Freno en seco. Una mujer azarosa se golpea contra mi y me insulta. Mi serotonina se ha cuajado de pronto. Me siento en un frío banco de piedra y entre la nubosidad de mis ojos extraigo un papel macilento y analítico. De nuevo el antidepresivo me ha jugado una mala pasada. Ahora escucho la voz del doctor, atronadora, recordándome mi corto plazo de vida. Una lágrima cae sobre los indicativos tumorales. No tengo fuerzas para levantarme, soy la muerte.

sábado, 9 de junio de 2012

PÁNICO

Noto las frías cadenas que envuelven mi cuerpo. Desnudo, sentado sobre mis heces y mis orines, entreveo la luz por una ventana de cristales polvorientos. Dejadme solo con mis heridas y mis gritos. No soporto más las lesiones en mi piel ni que mi cuerpo se resquebraje más. Pan y agua en un rincón mientras enormes cucarachas juegan entre mis pantorrillas. Imagino paisajes verdes y cielos añiles entre pájaros de dulces trinos...Un golpe seco, frío, al fondo del habitáculo. No, ¡por favor!. Otra vez no. Hoy ya son dos veces. Veo sombras bajo el soportal de hierro. La cerradura chirría como un cerdo degollado mientras mis manos tiemblan. Una blanca luz recorta el cuerpo imponente de una bestia inmunda que se acerca con su pestilente olor a alcohol. Se acerca mientras ensayo una sonrisa mellada y dócil para que el dolor sea menor. No hay piedad. El golpe en mi cara es sublime, directo. Me da la vuelta. Oigo una hebilla. Grito. Un fuego lacerante rompe mi interior. Sequedad, jadeos, noto  un hilo de saliva en mi espalda. Pierdo el sentido. Espero no despertar más. Quiero morir.