martes, 28 de febrero de 2012

ORGÍA

Sudoroso y extasiado me entrego a la vorágine de cuerpos que este lecho me ofrece. Hastiado de no sentir placer y cansado de orgasmos secos en la intimidad de mi mano he decidido compartir mi cuerpo. Necesito la caricia insana e immunda de aquel que me utiliza solo por placer. Quiero gozar y cuando acabe quiero ignorar las boca, las manos y los ojos. Mis dedos tocan protuberancias inciertas en esta semioscuridad que me envuelve. Solo noto una gran excitación que rige mis actos en busca de zonas erógenas húmedas y receptoras de mi piel. Un pecho acaricia mis labios, una barba mordisquea mis pezones, una mano diestra estimula mi pene. Torrentes de sensaciones recorren mi médula espinal mientras mis piernas son exploradas en busca de mi retaguardia. Entrego mi alma al lascivo diablo que me ha traído a este paseo por el Averno sin control. Soy una serpiente que repta por encima de cuerpos jadeantes y resbaladizos. Me mimetizo con ellos y formo parte de esta orgía de sentidos que durante unos momentos me harán sentir fuerte y lleno de vida. Quiero ser algo.

domingo, 12 de febrero de 2012

HIELO

Carámbanos de hielo se alojan en lo más recóndito de mi alma desde que cerraste la puerta de tu corazón. Pátinas de vahos intermitentes decoran el paisaje de este febrero congelado y aciago. La calefacción no calienta lo suficiente esta piel reseca cubierta de harapos. Hace una semana que golpeaste mi pecho para decirme que me dejabas y hace una semana que golpeaste con un portazo la indiferencia de la fría venganza. Apoyo mi frente en el cristal de la ventana. Está helado. Dejo mi huella sobre su superficie mientras mis lágrimas humeantes ruedan sobre una barba abandonada. La escarcha asola el tejado de enfrente mientras un gorrión prueba de hacer equilibrios. No sé que hacer para calentar mis ánimos. No hay vuelta atrás, no quieres saber nada más de mí. Hace días que mis masturbaciones pensando en ti son secas. Noto mi cuerpo entumecido y pudiente al desalojarme de mis ropas que no he cambiado desde no sé cuando. La temperatura exterior es de 15º bajo cero. Abro la puerta de la terraza. Desnudo pruebo de deslizarme como un patinador patoso sobre el hielo. Mi vida no tiene valor. Me estiro sobre mi tumba gélida esperando el sueño reparador de la hipotermia. En mi mano retengo una carta de despedida para ti con un  simple "te doy mi alma". Mi cuerpo tiembla pero mi corazón nota un calor conciliador. Te quiero. Frío. Muerte.