martes, 7 de junio de 2011

VERSO

Contemplo el papel en blanco a la espera de que mi pluma esboce palabras. En mi mente se agolpan conceptos, nociones y letras que en comitiva se acercan a mis dedos para escribir un verso. Don de la palabra dado por las lenguas de fuego, guía espiritual para crear los evangelios, padres de la iglesia que tradujeron libros sagrados, serafines inoculadores de las lenguas a los profetas. Presiento que mi mente está a punto de recrear un momento íntimo, una naturaleza muerta que renace, un paisaje vivo de naturaleza dorada, un beso tenue a la luz de la luna. Un garabato en forma de letra capitular emborrona esa miniatura en forma de folio, porque lucho por ser feliz y solo surgen manchas de tristeza. Quisiera decirte tantas cosas, acompañar este verso con una rosa encendida de pasión y rocío, pero mi alma está yerma y mi corazón seco. No sé decir todo lo que te quiero y por eso sé que es mi último día contigo. Las maletas del vestíbulo prefiguran mi soledad. Quisiera hacerte un verso, pero no puedo...

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