miércoles, 22 de diciembre de 2010

NAVIDAD

Sentado frente a la chimenea contemplo como los cristales de mi ventana se llenan de vahos olvidados. Las luces del árbol bailan al ritmo de la música anodina de villancicos banales mientras degluto turrones rancios de épocas mejores. Suspiro profundamente y miro a mi alrededor en busca de una mirada cómplice y solo me encuentro con los ojos plastificados de Papa Noel. Me levanto envuelto en colores dorados, granas y verdes y lleno mi copa con cava para brindar con las figuritas del pesebre. Contemplo el río en papel de plata, a los cansados pastores y no veo la Navidad por ningún sitio. Estoy solo. Sé que no me he portado bien y he repudiado la compañía de la jovialidad. Nadie llama por teléfono para saber si estoy vivo. Vuelvo a sentarme en mi sofá. Se ha enfriado otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario