lunes, 22 de agosto de 2011

HÁBITO

Con todos los sentimientos caídos a mis pies y enfangada mi alma, resurge en mí la luz perdida de infinitos fracasos cotidianos. El egoísmo de los míos, los amores perdidos, el odio de la sociedad han convertido mi casa en una celda. Desnudo en ella, con la simple compañía de un gorrión peregrino y el tornasol de las ventanas del bloque de enfrente, retomo un nuevo día a la espera de la inspiración. Un rayo protector que entre en mi cubículo frío y redentor, entre actos de contricción y salmodias que surgen de mis labios con la fuerza de un volcán. Siento misericordia de mi cuerpo cada vez más apergaminado y necesito cubrirlo como demostración de mi pudor y mi entrega al infinito. De saco y con soga de esparto recojo entre asperezas mi hábito. Levanto mis brazos para que recubra mi cuerpo entre rozaduras y eczemas. Lija que suaviza mis dudas y mis quebrantos. Cubierto con él me siento fuerte y para aseverar mi convicción recubro mi cintura con la cuerda que algún día utilizaré para mi propia horca. Solo me falta la fe. Cuando llegue quizás sea tarde, pero mientras voy a descansar. Dormición. Espero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario