martes, 26 de julio de 2011

TREN

Entre raíles corre mi vida en su huída hacia el infinito. El relajo del vaivén de este tren no es suficiente para calmar mi angustia por lo desconocido. Sentado en este vagón solitario con un único destino de ida derramo mis pensamientos sobre el cabezal mientras mis pupilas veloces contemplan cada uno de los árboles pasajeros. La maleta a los pies, como un perro fiel, está llena de recuerdos y accesorios de una vida hecha añicos y maltrecha. Y ahora qué. Mi destino, entre alegres silbatos, es una incognita, pero he de cambiar de rumbo. No podía seguir en esa vía inhabilitada de la vida donde no pasaba ningún tren. Año tras año de aburrida existencia viendo las mismas caras, las mismas risas y sobreviviendo entre soledades y paciencias. Apreto mi billete con fuerza. Ya no hay marcha atrás. Rompo con mi vida porque nadie me quiere a su lado, porque les aburre mi compañía, porque soy un incomprendido. El sol se esconde entre las líneas de la meseta, entre las nubes de mi nuevo destino. Nadie me espera. He de empezar de nuevo porque lo necesito. ¡Corre tren de las buenas nuevas y llévame al mejor de los lugares!. Hazme feliz. Quiero ser persona.

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