viernes, 22 de julio de 2011

DANZA

Día a día el mundo inicia su danza alrededor del sol en armonía con la luna y los planetas. Flota en el espacio inerte al ritmo de miles de melodías que fluyen de la civilización. El mar con sus mareas danza ondulándose en las profundidades rompiendo con fuerza en la orilla incompatible de la arena. Las ciudades a vista de pájaro danzan enloquecidos minués entre contaminación y prisas. Los edificios, si pudieran tener muros transparentes, danzarían con sus habitantes como si de un hormiguero se tratara. Las personas somos los mejores danzantes: en la vida, en el trabajo, en la cama. Nuestro cuerpo está lleno de danzas gástricas y hepáticas, nuestra sangre danza al ritmo de nuestro corazón. Las células inquietas se reproducen danzando con cuidado para que no aperezca una de cancerígena. Nuestras moléculas siguen uniéndose en una danza maldita que nuestros átomos intentan formar para que podamos ser visibles. Los electrones enloquecen en núcleos imposibles de millonésimas partículas invisibles a nuestros ojos. Sin danza no somos nada, somos la nada.

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