jueves, 21 de junio de 2012

EUFORIA

Bello, poderoso, esencial, omnipotente, magnífico salgo a la calle con paso seguro. La velocidad de mi alma genera un haz de luz en mi campo visual, un hormigueo constante recorre mis órganos, soy pura felicidad. Necesito ser feliz mientras la gente admira mi gallardía, mi mente está en otra dimensión, mi ropa sobrevuela el viento primaveral. Estoy eufórico, pleno de vida, repleto de placer. Sonriente giro mi cabeza hacia la derecha y localizo un sobre en mi mano. No sé porque lo llevo encima... Noto un sudor frío por mi espalda, sintomatología de que el miedo se ha apoderado de mi cuerpo. Freno en seco. Una mujer azarosa se golpea contra mi y me insulta. Mi serotonina se ha cuajado de pronto. Me siento en un frío banco de piedra y entre la nubosidad de mis ojos extraigo un papel macilento y analítico. De nuevo el antidepresivo me ha jugado una mala pasada. Ahora escucho la voz del doctor, atronadora, recordándome mi corto plazo de vida. Una lágrima cae sobre los indicativos tumorales. No tengo fuerzas para levantarme, soy la muerte.

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