martes, 3 de enero de 2012

REY

La algarabía de los niños retruena en la calle principal. Jamelgos y equinos pasean su majestuosidad guíados por los reyes, soñados por infinidad de mentes infantiles que piden ilusiones. Miles de caramelos sobrevuelan balcones y portales. Azorados, madres y criaturas, recogen el fruto dulce de la alegría, a la espera que esa noche los regalos lleguen por arte de magia bajo el arbol. Desde mi ventana contemplo la fiesta con una sonrisa hierática. Yo este año me he portado bien y solo voy a recibir carbón, del color del rey negro. De pequeño siempre entregaba mi carta al rey negro porque me asustaban aquellos ojos tan blancos. Quizás por eso recibí tan pocos regalos. Era buen estudiante pero mi padre era jornalero a destajo. Mi regalo ahora es la soledad porque así lo he decidido yo. Mañana por la mañana abriré mi regalo envuelto por mis manos y comprado por mí mismo. Sonreiré a la pared y saldré a la calle para hacer ostentación del presente. Feliz día de Reyes, mundo.

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