lunes, 3 de octubre de 2011

OLVIDO

¡Cúantos años vividos de felicidad y alegrías concebidas entre aromas caseros y vainillas flambeadas!. ¡Cómo eran aquellos abrazos desinteresados y aquellos besos sonoros que ocupaban toda mi cara!. Los años se han llevado el cariño puro, eterno, redentor de la madre. La seguridad de que nunca faltará ese apoyo necesario para superar cada día, el fragor de esa colonia almizcleña y demudada que me recuerda a ti, los consejos inolvidables que asustaban mi corazón cada vez que cruzaba una calle. Y todo ese poder, ese vínculo madre-hijo, inolvidable en el pensamiento, se rompe en mi alma. Los años han pasado y los sentimientos se fragmentan cada vez que recuerdo aquella cama de hospital, aquella última gran sonrisa cuando te llevé una rosa, aquellos besos temerosos envueltos de incontinencia y fiebre. No puedo acordarme de los buenos momentos, esos los voy olvidando y viene a mi mente el aviso tardío hospitalario para darte mi último beso recíproco y llenarte la cara del aliento de la vida. Un grito desgarra mi interior porque te está olvidando y no quiero que sea así. Sólo olvido y duele.

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