domingo, 16 de octubre de 2011

FAMA

Entre somníferos y vahos de champán francés despierto aturdido. Una sábana de raso cubre mi cuerpo desnudo pero exfoliado por las lociones revitalizantes de la fama. Arrastro mi cuerpo hasta el cuarto de baño para ver si mi sigue cincelado y se sostiene un día más para hacer mi papel de galán. Cuarenta años es la vejez para el éxito y estoy a punto de cruzar la barrera. Aún no he hecho el papel de mi vida pero quizás lo consiga. Tomo mi vaso de whisky matinal y un Lexatin para soportar una nueva presentación pública. Desde la ventana del hotel veo a miles de seguidoras histriónicas que corean mi nombre. No voy a ducharme. Si alguna de ellas se acerca a besarme que se de cuenta que soy humano. Me introduzco en mi traje de marca sin ropa interior entre trago y trago, me atuso el pelo y me pongo mis gafas de ocultamiento. Estoy preparado para recibir la marabunta... ¿y si bajo en pantuflas?. ¿Crearé estilo?. No, te debes a tu asqueroso público. Elijo unos Gucci. Banales. Apoyo la mano en el pomo de la puerta, ensayo mi mejor sonrisa, respiro hondo. Adelante. Los flases me ciegan. Bienvenido al mundo de la fama.

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