jueves, 22 de septiembre de 2011

MASTURBACIÓN

Un río de sensaciones recorren mi espina dorsal rematadas en una explosión que me hace perder la noción del tiempo y del espacio. Con la cabeza apoyada en la tosca pared noto la presencia de algo viscoso en mi mano. No me atrevo a mirar. Quizás me esté muriendo y nadie está a mi alrededor para consolarme. Mi pene late desaforado al compás de mi corazón ya fláccido sobre mis dedos. Abro los ojos y me doy cuenta de que sigo vivo, relajado, entumecido, feliz. No creo que esto sea la muerte, simplemente es otro estado que no acabo de comprender. Nadie me ha explicado que significa esta nueva experiencia. Es posible que un niño de diez años no tenga derecho a saber más de la vida porque aún no soy mayor. Un buen amigo me explicó un día que notaba una quemazón y que acariciándose y agitándo su miembro se le pasaba, pero no me explicó que había un final pletórico y triunfador. ¿Que será este líquido blanco?. ¿Es posible que se haya roto algo dentro de mí?. Creo que no, porque cada vez me encuentro mejor y... ha brotado cuando he pensando en ella. Tendré que preguntar a esa chica si le pasa lo mismo que a mí y si fuera así, podríamos compartir este juego. Seguro que esto es lo que los mayores llaman sexo. Y lo que acabo de hacer, ¿cómo se llamará?...

No hay comentarios:

Publicar un comentario