domingo, 17 de abril de 2011

INFIERNO

Noto el fuego de tu mano en mi cara. Siento el odio de tus ojos en mi cuerpo. Tu barbilla tiembla en un rictus de plañidera. Veo caer tus lágrimas rotas por tus mejillas. Giras tu cara para no mirarme mientras te abrazas a ti misma en busca de algo de calor. De pie, impasible, contemplo como te derrumbas sobre el sofá, como te sumerges en un llanto profundo y desgarrador. Solo se oye el sonido de un reloj lejano. Segundo a segundo se abre un abismo entre los dos. Sabes que fue corto pero hermoso. La sinceridad de mis palabras no han conmovido tu perdón. Me querías para ti pero yo no soy de nadie. Creías que te acompañaría siempre pero ya me he apeado en la primera estación. Una estación nueva, fresca, joven, de mirada perdida. Quiero ser maestro y tú no me dejaste. Todo lo sabías, todo lo querías, todo lo controlabas. Te contemplo un minuto más y veo tu falso maquillaje enfangando tu rostro. Eres una patética muestra de ti misma. Cojo mi chaqueta antes de que el infierno entre de nuevo por la puerta. La abro, respiro y vuelvo a ser yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario