sábado, 8 de enero de 2011

BLANCO

Pureza. Tranquilidad. Paz. Mi mente está en blanco como blanca es la luz de mi habitación de añiles paredes y sábanas blancas, testimonio de poluciones nocturnas blanquecinas de espermas inanes limpiados con pañuelos de blancura de celulosa. El frío penetra en el blanco tuétano de mis huesos y me pregunto si fuera estará nevando. Copos blancos aterrizan en superfícies coloridas eliminando su disparidad. Me decido a salir de mi encierro y arrastrando mis pies por el gélido mármol blanco del suelo me dispongo a desayunar un tazón de blanca leche con azucar. Me doy cuenta que mi mundo se ha vuelto blanco. Ya no hay tonos. Es como si el contraste de la televisión se hubiera roto. Quizás habrá una ceguera blanca, pero estoy viendo elementos. Voy a salir a la gris ciudad. Allí romperé con este blanco, lo ensuaciaré. Me pongo un tejano blanco y un jersey blanco y salgo a la calle. Abro la puerta y todo es blanco, no hay nada. Apoyo el pie en la acera y no hay calle. Caigo de forma infinita entre paredes blancas y puras y no hay nada. Todo es blanco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario