lunes, 28 de mayo de 2012

VERANO

Un nuevo sol dibuja líneas en mi cara. Enarco las cejas para recibir su energía mientras diminutas motas de polvo danzan ante mis ojos. El cielo raso y el tañido de las cigarras acompañan el balanceo de mi hamaca que baila al ritmo de los veloces abejorros. A lo lejos oigo el rumor del mar lánguido, plácido, sereno. Mi lengua recorre mis labios y noto el mar en ellos, salinas que se depositan en mi piel bronceada, esa mancha oscura del verano que desaparecerá con lo palidez otoñal de los tormentas. Una esponjosa nube juega con el sol al escondite mientras mi torso sudoroso agradece la sombra amable en plena canícula. Me abandono al sueño de la siesta mientras una novela frugal resbala de mi mano. Me sumerjo en un mundo azul, lleno de belleza y sonrisas, palmeras de postal y combinados espectaculares. Embarcaciones surcan horizontes infinitos mientras, apostado en la orilla del mar, la fina arena blanca me acaricia. No quiero más inviernos, solo quiero verano.

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