miércoles, 14 de marzo de 2012

CIELO

Sentado en mi hamaca, meciéndo mi alma en el porche del mundo, contemplo un cielo límpido lleno de tonos azules que se desintegran con la llegada del atardecer. Amenazantes nubes púrpura sobrevuelan el horizonte cubriendo el marchito sol que ciega mis ojos cansados y tristes. Un avión sobrevuela el espacio dejando su estela plateada y un sonido sordo que acongoja mis sentidos. La belleza del preclaro día da paso a la incertidumbre de la oscura noche. Me agarro a este momento crepuscular pensando que quizás mañana no vuelva a ver ese cielo que me ha cubierto a lo largo de la vida. Definitivamente el sol ha escondido su último rayo y el verde campo ha desaparecido de mi campo de visión. En un esfuerzo titánico levanto mi osamenta de la hamaca y me introduzco entre las cuatro paredes que posiblemente sean las de mi cenotafio. Estoy tan cansado... La vida me ha dejado vivir más de la cuenta para sufrir eternamente. No me voy a quitar la ropa porque quiero recibir a la muerte elegantemente. Me estiro en mi tosca cama, cierro los ojos y espero. Silencio. Abro los ojos. Veo el sol entrar de nuevo por la ventana y como un trozo de cielo entra entre los jirones de la cortina. No ha podido ser. Otro día moriré. Me voy de nuevo al porche para contemplar el alba. Un día más.

1 comentario:

  1. este texto esta sorprendente me quedo sin palabras esto te hace pensar mas de la cuenta no se que decir mas que woow fantastico maravilloso sorprendente etc.
    gracias

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