
Estoy esperando, como cada año.
La caricia del sol empieza a desaparecer para convertirse en el percutor golpe de las gotas de lluvia sobre mí cuerpo. Mi piel se eriza por el ataque implacable de los primeros vientos del norte y resignado veo como las nubes cubren, con su anodino devenir, el azul de la felicidad y de la vida.
La caricia del sol empieza a desaparecer para convertirse en el percutor golpe de las gotas de lluvia sobre mí cuerpo. Mi piel se eriza por el ataque implacable de los primeros vientos del norte y resignado veo como las nubes cubren, con su anodino devenir, el azul de la felicidad y de la vida.
Otra vez el otoño. Otra vez la tristeza. Otra vez yo.
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