viernes, 29 de julio de 2011

CARTÓN

El cielo nocturno cae un día más sobre mí. El rocío moja las calles, las hojas de los árboles y ese cartón ajado y mustio que soporta cada noche mi cuerpo. Un cuerpo antaño bello, musculado, elaborado con un metódico cincel de rutinas aeróbicas controladas. Ahora, una capa de suciedad recubre todas sus partes porque no soy nadie. Un jirón en medio de la ciudad, un saco al que golpear en plena borrachera adolescente, un bulto sin acuse de recibo. Aterido de frío y humedad paso cada día envuelto en papel de diario que no leo porque ya no estoy en la sociedad. Una botella de vino químico acompaña mis desdichas y mis penas que arrebatan cada día más neuronas a mi cerebro. Apenas puedo articular una palabra, tengo la lengua embotada. Fui brillante, querido, obsequiado y admirado. Fui el dios en el Olimpo de las finanzas y de los tiburones vestidos de corbata. Lo tuve todo y a la vez nada: era vacuo. Vivía de cara a la galería mientras mi interior se vaciaba como una muñeca hinchable rota. Pero un buen día perdí mi casa, mi coche y mi alma en un renuncio de soberbia, mientras las drogas se estaban aposentando en mi espíritu. Caí en los infiernos fríos de la noche madrileña y sigo recogiendo las auroras que cada mañana acompañan mis esputos. ¿Alguien puede darme un cartón nuevo?.

martes, 26 de julio de 2011

TREN

Entre raíles corre mi vida en su huída hacia el infinito. El relajo del vaivén de este tren no es suficiente para calmar mi angustia por lo desconocido. Sentado en este vagón solitario con un único destino de ida derramo mis pensamientos sobre el cabezal mientras mis pupilas veloces contemplan cada uno de los árboles pasajeros. La maleta a los pies, como un perro fiel, está llena de recuerdos y accesorios de una vida hecha añicos y maltrecha. Y ahora qué. Mi destino, entre alegres silbatos, es una incognita, pero he de cambiar de rumbo. No podía seguir en esa vía inhabilitada de la vida donde no pasaba ningún tren. Año tras año de aburrida existencia viendo las mismas caras, las mismas risas y sobreviviendo entre soledades y paciencias. Apreto mi billete con fuerza. Ya no hay marcha atrás. Rompo con mi vida porque nadie me quiere a su lado, porque les aburre mi compañía, porque soy un incomprendido. El sol se esconde entre las líneas de la meseta, entre las nubes de mi nuevo destino. Nadie me espera. He de empezar de nuevo porque lo necesito. ¡Corre tren de las buenas nuevas y llévame al mejor de los lugares!. Hazme feliz. Quiero ser persona.

viernes, 22 de julio de 2011

DANZA

Día a día el mundo inicia su danza alrededor del sol en armonía con la luna y los planetas. Flota en el espacio inerte al ritmo de miles de melodías que fluyen de la civilización. El mar con sus mareas danza ondulándose en las profundidades rompiendo con fuerza en la orilla incompatible de la arena. Las ciudades a vista de pájaro danzan enloquecidos minués entre contaminación y prisas. Los edificios, si pudieran tener muros transparentes, danzarían con sus habitantes como si de un hormiguero se tratara. Las personas somos los mejores danzantes: en la vida, en el trabajo, en la cama. Nuestro cuerpo está lleno de danzas gástricas y hepáticas, nuestra sangre danza al ritmo de nuestro corazón. Las células inquietas se reproducen danzando con cuidado para que no aperezca una de cancerígena. Nuestras moléculas siguen uniéndose en una danza maldita que nuestros átomos intentan formar para que podamos ser visibles. Los electrones enloquecen en núcleos imposibles de millonésimas partículas invisibles a nuestros ojos. Sin danza no somos nada, somos la nada.

domingo, 17 de julio de 2011

CÁRCEL

Sentado sobre un camastro hollado por cuerpos infectos de maldad reposa mi alma mientras los retazos del alba entran entre los barrotes llenos de herrumbre de esta maldita cárcel. Mis huesos notan las manchas de humedad que entumecen el yeso de las paredes como hemorragias sin control. Cucarachas y chinches se revuelcan entre los cúmulos de podredumbre que crecen sin resuello en los rincones de la celda. Dos metros cuadrados de suciedad y malos augurios mientras resuenan los ecos de patios interiores y de galerías aledañas. Por enésima vez en cinco minutos me estiro sobre las sábanas raídas y manchadas para intentar pensar, mientras mi nariz se llena del olor a orines que despide mi ropa de preso. Hace dos meses que no veo una ducha y el lavabo que tengo a un palmo rebosa de porquería. Da igual.
¿En qué pensabas cuando la mataste?. ¿Creías que por estar en un país árabe te ibas a librar de esta inmundicia?. Soy la cárcel y te voy a dejar encerrado aquí hasta que te pudras y tus propios gusanos vomiten la maldad que recorren tus venas.

Me incorporo y pienso si algún día saldré. Espero que sí, porque mi misión en el mundo es seguir matando. Noto un hormigueo en mis testículos. Es el placer de matar.

viernes, 1 de julio de 2011

ROSA

Rosas rosa para el primer amor, claveles rosa para el último estertor. Color maldito entre el macho y objeto de mofa hasta que la modernidad lo elevó a los altares en forma de fucsia o de chicle. Color preferido para las hembras de corta edad evocadoras de princesas de cuentos de hadas o de obligatoriedad conservadora de las madres diferenciadoras de sexos. Sensaciones cálidas, mezclas imposibles de amarillos y rojos que dan calidad secundaria a un tono lleno de felicidad y alegría. Pintalabios festivos, lacas de uñas veraniegas, sombras de ojos nocturnas. El rosa inunda los crepúsculos y los amaneceres contemplados con admiración y consenso. Los palacios barrocos amaron y cuidaron sus mármoles rosas y sus estancias pintadas en esa suerte de escorzos y cromatismos ácidos precursores de las tonalidades pastel del rococó. Cintas del pelo, relojes de plástico y zarcillos de sevillana. Tonos de rosas inundan nuestra piel, nuestra boca, nuestra lengua, nuestras intimidades. Somos rosa interior y exteriormente. Amemos en rosa, hombres y mujeres, hombres y hombres, mujeres y mujeres. Color de libertad, color de amor y fraternidad, color de vida.