domingo, 26 de junio de 2011

LIBRO

Sentado en la cumbre de los vientos, mientras los caracolillos del aire recorren mi cara, me estiro en la hierba con mi fiel libro compañero. Estoy descansando y permitiendo que la naturaleza inunde mis sentidos viendo como las nubes atareadas desplazan sus enormes cuerpos por el cielo azul. Me incorporo y acaricio las tapas de piel de ese manuscrito que me acompaña desde la niñez. No tiene título. Es uno y todos. Aquellos compañeros de viaje y noches insomnes que me han hecho soñar y crecer sin titubeos, con la seguridad de la cultura y los conocimientos. He tenido pesadillas de hogueras inquisitoriales quemando miles de libros prohibidos por el fanatismo del hombre o cientos de termitas devorando sus hojas en bibliotecas maltrechas y abandonadas. Abramos un libro y penetremos en el mundo de nunca jamás, en los olimpos de los dioses o en las casas ajenas del costumbrismo. Viajemos en barcos piratas, aviones de guerra o carrozas decimonónicas. Besemos a la antigua, flirteemos con decoro y sintamos realismos mágicos que provocan cosquillas en nuestro corazón. Este es mi pequeño homenaje a mis libros y es que no estoy loco porque sueño gracias a ellos.

jueves, 16 de junio de 2011

CALMA

Frío calmo sobre mi piel que cauteriza los misterios de una vida repleta de tientos y augurios. Penas recicladas por mi corazón y exportadas a mi mente, que dedica sus últimos momentos a perderse entre perdidas playas y majestuosas montañas. Efluvios narcóticos de reminiscencias áureas y algodones delicados en precario equilibrio por la tensión corporal. Dolor envuelto entre bambalinas de gran espectáculo de la muerte y momento de redención. Solo pienso. Mi cuerpo inerte, casi sin vida, reside en una cama a la espera de mi entrada en el reino de Hades. Hago tabla rasa del pasado y evoco gritos, golpes, cardenales y susurros. Miedo a las miradas y a las presencias, amenazas de vida que se escapan por las escaleras. No deseo ser comprendido ni quiero misericordia. La maldad se ha instalado en mi cuerpo en forma de enfermedad terminal y voy a pagar mis inmundicias. Mi tacto nota la presencia de una mano envuelta en escayola que acaricia la mía. Es ella que aún soporta las marcas de mi última hazaña salvaje, de mi gran gesta de macho cabrío. Ya me voy y solo siento calma porque nunca seré perdonado.

martes, 7 de junio de 2011

VERSO

Contemplo el papel en blanco a la espera de que mi pluma esboce palabras. En mi mente se agolpan conceptos, nociones y letras que en comitiva se acercan a mis dedos para escribir un verso. Don de la palabra dado por las lenguas de fuego, guía espiritual para crear los evangelios, padres de la iglesia que tradujeron libros sagrados, serafines inoculadores de las lenguas a los profetas. Presiento que mi mente está a punto de recrear un momento íntimo, una naturaleza muerta que renace, un paisaje vivo de naturaleza dorada, un beso tenue a la luz de la luna. Un garabato en forma de letra capitular emborrona esa miniatura en forma de folio, porque lucho por ser feliz y solo surgen manchas de tristeza. Quisiera decirte tantas cosas, acompañar este verso con una rosa encendida de pasión y rocío, pero mi alma está yerma y mi corazón seco. No sé decir todo lo que te quiero y por eso sé que es mi último día contigo. Las maletas del vestíbulo prefiguran mi soledad. Quisiera hacerte un verso, pero no puedo...