sábado, 23 de abril de 2011

MADRE

Mi corazón está triste y compungido. Los dedos del dolor arañan mi alma rascando viejos fantasmas. Cuánto duele no decir nunca más "madre". Un vínculo invisible que nos amarra a un vientre de por vida. Un desgarro interior cuando contemplas el último suspiro. Un último perdón por tantas cosas buenas y malas que has tenido que compartir con ella en esta complicada vida. No hay tiempo para el adiós. Los años marchitan la fuerza materna, postran en sillas de ruedas ilusiones mientras la mente languidece y el cuerpo empieza a pudrirse. Luchas imperecederas contra el tiempo para salvar un día más sin que el dolor aceche sobre la medicación. Alegrías momentáneas de lucidez y conocimiento que llenan el espacio de luz. Sentado en la habitación del hospital recojo sus cosas: un peine, el talco, una rosa. Ya no hay toses, ni llantos, ni besos. Sólo yo velando una cama vacía de la que no me he separado para apuntalar los segundos. Estoy triste y solo. Ya no podré estar más con ella. La ley de vida se ha impuesto de nuevo con su lazo negro. Me levanto y abandono la estancia. Cierro la puerta. Cierro un capítulo de mi vida y empiezo la de mi horfandad. Adiós mamá.

miércoles, 20 de abril de 2011

NARANJA

Naranjas de la China, naranja naranjera, naranja veraniega. El frescor del zumo y de las vitaminas llenan mi cuerpo y mi espíritu veraniego. Se acercan los días de asueto y de colorido, atardeceres anaranjados, mangos y melocotones, alegría vacacional entre toallas y aftersun. Pareos volátiles, sensaciones solares, reflejos de barcos ociosos y paellas al lado del mar. Gambas, langostas, mariscos infinitos que decoran las mesas de los chiringuitos. La felicidad es naranja, un color de vida y yo quiero verlo todo con un velo de esa tonalidad. No quiero caer en el anodino amarillo ni el violento rojo, me quedo en un mundo propio, marciano, hecho a mi medida. Desde la terraza del balcón me ilusiono con un nuevo día, sé que no tengo que hacer nada y nada me preocupa. Tostadas, mantequilla, mermelada y naranjas. Muchas naranjas, necesito energía para esta mañana ser más persona, para perdonar mis pecados, para hacer feliz a quien me quiere. No quiero naranjas sanguinas, quiero vivir. Felicidad.

domingo, 17 de abril de 2011

INFIERNO

Noto el fuego de tu mano en mi cara. Siento el odio de tus ojos en mi cuerpo. Tu barbilla tiembla en un rictus de plañidera. Veo caer tus lágrimas rotas por tus mejillas. Giras tu cara para no mirarme mientras te abrazas a ti misma en busca de algo de calor. De pie, impasible, contemplo como te derrumbas sobre el sofá, como te sumerges en un llanto profundo y desgarrador. Solo se oye el sonido de un reloj lejano. Segundo a segundo se abre un abismo entre los dos. Sabes que fue corto pero hermoso. La sinceridad de mis palabras no han conmovido tu perdón. Me querías para ti pero yo no soy de nadie. Creías que te acompañaría siempre pero ya me he apeado en la primera estación. Una estación nueva, fresca, joven, de mirada perdida. Quiero ser maestro y tú no me dejaste. Todo lo sabías, todo lo querías, todo lo controlabas. Te contemplo un minuto más y veo tu falso maquillaje enfangando tu rostro. Eres una patética muestra de ti misma. Cojo mi chaqueta antes de que el infierno entre de nuevo por la puerta. La abro, respiro y vuelvo a ser yo.

sábado, 9 de abril de 2011

VELOCIDAD

Suena el despertador de forma desaforada. Me incorporo de un salto y noto mi corazón latir desbocado. Intento ponerme las zapatillas y mis pies inquietos no aciertan a calzarse. Una vez erguido y en breves segundos me veo vestido cerrando la puerta de la calle. Ahora me encuentro en la acera parando un taxi que en una micra me ha llevado a la otra punta de la ciudad, pero no sé donde voy. Sigo corriendo sobre mi reloj personal y cuando paro un momento y contemplo el sol veo perfectamente como se mueve en su órbita. Como algo que degluto sin masticar y me veo corriendo sin querer por un parque. Empieza a anochecer y me encuentro de nuevo en el portal de mi casa. Cierro los ojos y al abrirlos estoy ante el espejo lavándome los dientes. Bostezo y noto la ropa de la cama sobre mi cuerpo. Suena el despertador...parece que con normalidad. Miro a mi alrededor y todo vuelve a ser como antes. Hago memoria del sábado noche, quizás fue esa pastilla azul que alguien me dio. Necesito control.

martes, 5 de abril de 2011

PRIMAVERA

Sin darme cuenta el jardín ha cambiado. El invierno ha encerrado mi espíritu al lado de la chimenea y al liberarse pasea entre los brotes y las primeras flores de la primavera. La humedad que acechaba mis huesos se ha convertido en frescor matinal y paseo grácilmente entre ramas y helechos surgidos de la nada. El cielo sonríe con su azul definitivo e inmaculado, con el simpático decorado de unas pequeñas nubes que dan profundidad al espacio. Voy a beberme las calles, sí, voy a pasear con telas ligeras las tristezas del alma, sí, voy a conseguir vivir cada día en un nuevo mundo amable. El bosque es una alternativa a seguir entre sonidos de la naturaleza, acariciar las raíces, el crecimiento de las flores, la belleza de la escarcha. Me vestiré de verde hoja, de coloridas flores decoraré mi pelo, morderé un poco de heno mientras me revuelco entre campos de amapolas. Despierto entre brumas. Llueve en el exterior. El cielo gris acecha un día más. ¿No ha llegado aún la primavera?. Ya son tres meses viendo como cae el gota a gota...